miércoles, abril 04, 2007

Mi viejo, mi propia versión

Parado en una frontera, en ese extraño y largo momento entre la despedida y la bienvenida, al amanecer, cuando no hay luz ni tampoco es de noche.

Empiezo una carta a mi hijo, y lo que empiezo es una carta a mi padre. Lugar confuso, el de la despedida. Miro un espejo, estrecho una mano con mi mano ya robusta, me estremezco en un abrazo extraño. Con tanto que no podrá ser dicho y tanto que desearía escuchar y no podrá ser sonido.

Me gustaría contarte – voy a tener un hijo. Estoy seguro que no fallaría, te sentirías orgulloso.