sábado, diciembre 23, 2006

MI abuelo tenía un buen sentido de la rima

Buenas noches, amigos, hoy estamos reunidos para hablar de cuentos y poesías, y para ello no hay mejor persona para hablar que mi abuelo, es decir no hay mejor ejemplo de persona dedicada a dichos menesteres que mi abuelo.

Claro que mi abuelo no era un poeta de tiempo completo, sino que era un exitoso empresario. El ocupaba su tiempo, es decir...el tiempo de sus múltiples empleados en hacer cosas bonitas como pérgolas, nueces y saurios verdes. De hecho el animalito verde del parque se crió soñando en ser modelo para mi abuelo. Extraño destino el del animalito del parque verde.

Pero, como el siempre decía vayamos por el grano de la aceituna.

Y decía: dos niños indonesios cosían y tejían pelotas de fútbol con las que otro niños jugaban, en la fábrica de allí, donde el sol nunca se pone.

Uno trabajaba de día, el otro de noche, la niña de noche, el niño de día, vistieron la misma ropa, comieron las sobras de lo que el otro comía. Nunca anochecería, nunca paraba el trabajo en la fábrica donde ellos cosían.

Uno de noche, otro de día.

La rutina era precisa, calculada, casi medida, no había espacio para el campo ni para el amor, no había tiempo para pensar en otro más que cosiendo un balón.

En el momento preciso en que no es de noche y tampoco de día, cruzaron sus miradas y allí estaba...Fito, mirándolos enternecido, porque había ido a la playa de vacaciones y al un tiempo decía: ¿Cecilia, adoptamos un pendejo?.

El centro de la historia, decía mi abuelo, ¿dónde está?. El amor, la soledad. El pasado, las distancias, la apoplejía que tanto lo abochornaba no lo dejaba concluir.

Quizás nunca lo quiso, quizás sólo sufría, mi abuelo conocido, mi herencia, mi niebla del momento en que la noche todavía no es día. Esperé conclusiones de una historia, esperé raíces y victorias, algún análisis de la vida, el arte, la literatura.

Hoy prendo un habano, intento concentrarme para escribirlo, pero no lo encuentro todavía. (aunque tenga un buen sentido de la rima)

Las Agencias Internacionales de Inteligencia

Mi primer encuentro con Sebastián fue durante los años noventa. Un joven apasionado, estudiante de sociología, participativo y conciente de sus deberes y derechos como ciudadano. Al mismo tiempo interesado en política.

Participamos juntos de diferentes ámbitos sociales durante casi cuatro años, siempre lo encontraba debatiendo y comprometido con diferentes causas sociales y políticas. Al mismo tiempo tenía un “no se qué” elusivo y poco transparente, durante mucho tiempo lo atribuí a que había fijado su residencia en el campo, desde donde se comunicaba asiduamente por Internet, en la mayoría de los casos entre las 4 y las 8 de la mañana.

Todo se precipitó cuando un día me comentó que iba a viajar para desarrollar su tarea social y política en ámbitos internacionales. Un internacionalista, pensé.

Corrieron los meses y ya me lo encontraba menos, las ágoras en las que participaba sólo tenían su presencia cuando eran virtuales. En varias ocasiones anunció su presencia en marchas de protesta y reclamo de derechos, pero nunca coincidimos…llegué a pensar que en realidad su presencia era anunciada desde otros lugares del planeta vía la red de comunicaciones.

En varias ocasiones quedamos en encontrarnos minutos antes de que emprendiera otro viaje, por lo que nunca llegaba a tiempo a la reunión, priorizando el avión.

Se convirtió en un fantasma, un fantasma viajero.

Muchos años después descubrí en que estaba metido. Comenzó en algún momento a prestar sus servicios como agente secreto. Descubrí por casualidad, a través de un amigo ruso en la embajada de Camboya que estaba en la lista de los espías de la República de Tarjykistan. Nunca supe como comenzó su carrera, sólo me comentaron, ante los recortes presupuestarios, ya que se les había acabo el financiamiento proveniente de la venta de misiles rusos en el mercado negro, que era el único espía de esta antigua república soviética para América Latina.

Ser el único personal de la agencia de inteligencia de la República de Tarjykistán le consumía todo su tiempo, y la mayoría de las veces quedaba atrapado sin poder llegar a tiempo a cumplir con sus compromisos sociales.

Creo que todavía sigue trabajando, alguna vez me lo encuentro y se queja de todo el tiempo que le lleva su trabajo.

Quizás eso fue lo que me llevó a sospechar de mi propia esposa y varios de mis amigos.

A partir de pagar informantes clave de una organización internacional encubierta, que encontré en la plaza Dorrego, La misma organización que había robado el celular de Bárbara Bush, descubrí que vivo con una agente secreto del Foreign office y que mi amiga es agente encubierto de la Inteligencia Catalana…

En definitiva, me dejaron afuera de la inteligencia. Por eso tengo tantos problemas con las matemáticas.